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EMMA REYES

PINTORA EN UN CAMINO HACIA LA ABSTRACCIÓN (en un ir y venir)

Emma Reyes nace en Bogotá en 1919 pero desarrolla su vida personal y su trayectoria artística fuera del país. Su obra está caracterizada por un ir y venir entre Argentina, Uruguay, México y Francia, donde no solo logra desarrollar una práctica artística basada en la exploración, sino que se vincula a maestros e influencias artísticas en cada uno de esto países que la llevaran a ser la gran artista acá presentada. Así, al estudiar la obra de Reyes se puede concluir que fue una pintora que, a través de la exploración material, estética y formal, fue evolucionando de un estilo que tiende al primitivismo americano, a una estética de lo monstruoso, a la abstracción. (Castilla y del Pilar 2017, 25-49) Sin embargo, esto no es completamente lineal. La idea de ‘ir y venir’ de sus viajes se repite respectivamente en su experimentación estilística. No obstante, un elemento constante y característico de su obra es la línea:  

La línea en sus obras es obsesiva, delimita, pero también construye volúmenes y texturas, rellenando los espacios o fragmentos con líneas paralelas muy cercanas, de una factura que denota minuciosidad. Tales líneas paralelas de relleno están siempre presentes en su obra, y ayudan a conformar volúmenes en hojas, músculos del rostro, movimiento en las manos, plumas y texturas en las pieles de los diferentes motivos que emplea. Las líneas de conformación del dibujo siempre están visibles, a pesar de que se encuentren debajo de capas de color. Las líneas de relleno también son producidas gracias al uso de una cantidad de óleo o tinta que empasta la superficie y genera patrones con la pincelada.” (Castilla y del Pilar 2017, 21) 

Desde sus primeras pinturas primitivistas, sus máscaras zoomorfas y monstruosas, Hasta su experimentación hacia lo abstracto en el género del paisaje y el retrato, la línea será un elemento clave de las obras. La línea siempre es protagonista, incluso sobre el color y el pigmento, pues veremos que incluso en obras que carecen de color, la línea estará siempre presente. Con esto en mente, la producción artística de Emma Reyes se divide en tres etapas. Estas etapas no siguen una lógica necesariamente lineal u evolutivamente consistente, pero si son claras y heterogéneas entre sí.  

La primera etapa, se podría considerar un periodo de exploración artística desde lo latinoamericano, lo indígena y lo arcaico. (Castilla y del Pilar 2017, 25-31). Esta etapa se desarrolla entre 1946 y 1953, y los viajes que lo representan son a Buenos Aires, Montevideo, París y México. Además, es en la capital argentina donde se aproxima en un principio a la pintura, como asistente en la Galería Peuser. Su formación académica se da tras ganar un concurso de dibujo que le dio beca para estudiar bajo André Lhote, quien le aconseja que construya un estilo propio a partir de un acercamiento a la pintura, menos académico. (Castilla y del Pilar 2017, 25) Además de Lhote, Álvaro Medina considera que Pedri Figari [véase en la sección de ‘influencias’] es una de las mayores referencias dentro de la obra de Reyes y le atribuye su carácter primitivista. (Castilla y del Pilar 2017, 25) Este periodo de creación en Argentina y París se caracteriza por un ‘colorido del trópico’ y ‘diseños de apariencia precolombina en sus series de rostros y máscaras.’ (Castilla y del Pilar 2017, 23) Entre 1951 y 1953, viaja a México y logra complementar este estilo en desarrollo con las obras de los “Pintores Revolucionarios”. Es entonces, que se consolida el imaginario artístico de Emma Reyes: Los círculos artísticos latinoamericanos empiezan a reconocer su arte como producciones de carácter primitivista, justificado por el exotismo con el cual es descrito su trabajo, así como el mito que acompaña su personalidad. (Castilla y del Pilar 2017, 29)  
 

La segunda etapa se da como respuesta a una necesidad de cambio y renovación:

 

Después de su primera exposición, [...] sintió una necesidad de cambio, tenía la certeza de que no podía seguir especulando con su pintura de indios, con una América Latina recordada de memoria, instalada en París.[...] Se encontró como perdida, sin tema [...] Tuvo entonces la idea de dibujar animales en el zoológico de París.[...] con leones, tigres y jirafas, pensando que de alguna manera, esos animales eran también nuestros, un vínculo con lo americano a través de la herencia africana. (Castilla y del Pilar 2017, 32) 

Esta etapa está caracterizada por su regreso a Europa en 1954, donde jugará con monstruos rayados como tigres, así como paisajes, cavernas o laberintos, retratos y collage, en un período que concluye a finales la década de los sesenta. (Castilla y del Pilar 2017, 32) Se concentra, entonces, en la exploración del rostro, con series de máscaras y retratos producidas a partir de fraccionamiento de formas geométricas. Medina, nuevamente estudia la obra de Reyes y argumenta que esta etapa se acerca más al constructuvismo que al primitivismo de la etapa anterior. (Castilla y del Pilar 2017, 36) Así, estos monstruos se entienden como una nueva forma de configurar la imagen, evolucionando sistemáticamente hasta convertirse en un ejercicio automático de producción. (Castilla y del Pilar 2017, 36) Adicionalmente, en un viaje a Israel junto a Germán Arciniegas, empieza a explorar con el género del paisaje, siguiendo la misma estética, pues “Para Emma, el paisaje y el ser humano se alinean, permean, constriñen, en tanto son convergentes. Esto implica que el paisaje es retrato, así como sus máscaras, monstruos y rostros son “paisajes” de la condición humana.” (Castilla y del Pilar 2017, 36)  

La tercera etapa es la más abstracta de todas. Esta empieza en 1962 y se desarrolla gracias a la inspiración de las las cuevas de Lascaux, próximas a su casa en Bordeaux, con un acercamiento a la pintura abstracta a partir del espacio interno de las cuevas. (Castilla y del Pilar 2017, 40) Miguel González, argumenta que esta etapa está se relaciona con el movimiento del cientismo, pues experimenta con paisajes de espacios interiores o laberintos facilitarían. Así, se facilitó el camino para la construcción de una serie de collages en pro de otra renovación pictórica. De ahí, se dividen dos subgéneros artísticos en su exploración abstracta: Los retratos y la naturaleza. (Castilla y del Pilar 2017, 42-49) Los retratos son abordados en una serie de máscaras, retomando la segunda etapa, pero con una estética más madura. “En las Máscaras hay acercamientos temáticos desde diferentes ángulos como, por ejemplo: a las Máscaras Africanas; a los códices precolombinos, a las imágenes zoomórficas, a las imágenes antropo-zoomórficas al retrato, entre otras. (Castilla y del Pilar 2017, 42) Por eso decimos que su evolución no es necesariamente lineal, se retoman temas, estéticas, ideas de pasado y se reinventan y evolucionan con la experiencia de la artista. (Castilla y del Pilar 2017, 42) Con respecto a la naturaleza, en sus últimas pinturas, presenta la naturaleza como extensión del ser humano. Ofrece al espectador una serie de frutas, flores y legumbres y retratos-paisaje, donde aborda la composición abarcando todo el espacio.  
 

Finalmente, se debe retomar la idea de que, si bien Emma Reyes es ‘colombiana’, el país nunca la apropio como un referente artístico de gran importancia. Ella misma cuenta como:  

En 50 años de actividad pictórica no he recibido nada. Un día recibí en París una carta de un organismo del gobierno colombiano donde me informaban que había sido elegida para participar en el aniversario del décimo año del gobierno de Pinochet. Me precipité y tomé tres telas blancas y en el centro, sin haber pintado nada, con tinta china negra, escribí: “Regularmente pinto flores. Pero donde no hay libertad no hay flores, Firmado “Emma Reyes”. (Castilla y del Pilar 2017, 21)  

Adicionalmente, la crítica a sus obras fue especialmente negativa en Colombia. Mientras que en Europa encontró aprobación y elogios a su pintura; en Colombia la recepción fue desestimulante. Marta Traba no fue admiradora de su trabajo y contantemente crítico su obra y su personalidad. (Castilla y del Pilar 2017, 21-42). Influencia de la cual no se puede desligar y afecta su percepción, popularidad e investigación en el país hasta el día de hoy.

Bibliografía:

Ríos Díaz, Adriana María, and María del Pilar Vergel Castilla. Emma Reyes: cajones & dechados: memoria, vida y obra. Primera edición. Santiago de Cali, Colombia: Ponficia Universidad Javeriana Cali, Sello Editorial Javeriano, 2017. 

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